domingo, 23 de diciembre de 2018

Perdónate

Eh, tú.

Mente crítica.

Que lo estás haciendo lo mejor que puedes.

En serio. 

¿Recuerdas cuando leíste aquella carta al director en una revista dominical en la que una médica recién estrenada clamaba que llevaba demasiado tiempo "dejándose la piel" en este camino como para no encontrar trabajo?

¿Recuerdas lo que te asustó?

Pensaste: "Bah, no será para tanto".

Ahora a ratos te parece que sí lo es.

Te vienen ramalazos de recuerdos ¿o son imaginaciones? de otras vidas que podrías haber vivido. 

Que podrías haber elegido tener.

Habría sido todo más sencillo...

¿O quizá no?

La realidad es que nada, absolutamente nada que realmente valga la pena es fácil.

Que sentarse ante el escritorio, ante la esterilla, ante las zapatillas de deporte, ante los fogones, ante el día a día... y hacerlo lo mejor que puedes con lo que tienes en cada momento no es sencillo.

No es agradable.

Que darlo todo, aun cuando estás agotada, frustrada, desmotivada, desanimada y/o bloqueada, todos y cada uno de los días, es una tarea titánica.

Nadie dijo que fuera fácil. 

Ya sabías que no lo era cuando elegiste este camino.

Pero mírame a los ojos, y dime que no volverías a marcar la casilla "Medicina" en la plantilla de solicitud de plaza de Selectividad.

Mírame, y dime que no has sentido arder fuego dentro de ti cuando has visto lo que somos capaces de hacer en un quirófano, al pie de una cama, en una consulta. En Internet.

¿Somos?

Sí, somos.

Tú también.

Dime que no se llena de orgullo hasta el último de tus centímetros cuando alguien te llama "doctora".

Dime que tu pasión no existe.



Has elegido un camino duro, sí.

Pero no imposible.

Un camino que exige mucha disciplina, eso está claro.

Pero sobre todo un camino de saber perdonarse a uno mismo.

¿Saber perdonarse a uno mismo?

Sí, saber perdonarse. 

A uno mismo.

As for discipline – it’s important, but sort of over-rated. The more important virtue for a writer, I believe, is self-forgiveness. Because your writing will always disappoint you. Your laziness will always disappoint you. You will make vows: “I’m going to write for an hour every day,” and then you won’t do it. You will think: “I suck, I’m such a failure. I’m washed-up.” Continuing to write after that heartache of disappointment doesn’t take only discipline, but also self-forgiveness (which comes from a place of kind and encouraging and motherly love). 

En cuanto a la disciplina; es importante, pero está sobrevalorada. En mi opinión, la virtud más importante para un escritor es saber perdonarse a uno mismo. Porque tu escritura siempre te decepcionará. Tu vagancia siempre te decepcionará. Te prometerás a ti mismo: "Voy a escribir durante una hora todos los días".  Y luego no lo harás. Pensarás: "Doy asco, soy un auténtico fracaso, estoy acabado." Seguir escribiendo después del dolor de la decepción no requiere únicamente disciplina, sino también la capacidad de perdonarse a uno mismo (que nace desde un lugar interno de amor maternal, amable y valiente). 

Elizabeth Gilbert


Perdónate por los quince minutos de más en la cama cuando sabes que tienes que ponerte a estudiar y llevas retraso.

Perdónate por la chocolatina de más y el ejercicio de menos cuando estás tan reventada que solo quieres llorar.

Perdónate por tus propias dudas, las piedras que te pones en tu propio camino. 

Perdónate por compararte, por agobiarte tanto que a veces pierdas el norte, por equivocarte una y otra vez.

Por no estar tan presente como te gustaría sentirte capaz de estar con la gente que te quiere. 

Perdónate por tener la ambición de llegar a un sitio, y perdónate también por no tener ni idea de a dónde quieres llegar.

Por todas esas pequeñas, constantes y desmoralizadoras decepciones ante ti misma, perdónate.

Perdónate, y sigue trabajando.

Que ya casi lo tienes, doctora.

En menos de lo que piensas...

Nos vemos de blanco.