miércoles, 26 de septiembre de 2018

Noventa amaneceres y una meta

Tres meses desde que nos pusimos a estudiar.

Tres meses desde que lanzamos los birretes al aire y le gritamos al mundo que, a pesar del miedo y del cansancio, nuestro esfuerzo e ilusión habían ganado la partida al tiempo que firmaban el papel que demuestra que somos "Graduados/as en Medicina".

Tres meses en los que nos sentamos en la mesa, día tras día, amanecer tras amanecer.

Noventa amaneceres.

Y una meta.

Una meta etérea, escondida detrás de mil esquinas, una meta que se me escapa de entre los dedos, una meta de la que a veces me parece que no conozco ni el nombre.

Noventa amaneceres.

Noventa ocasiones de interrogarme por qué hago lo que hago, por qué insisto día tras día, dónde me llevarán el camino y todas sus piedras.

Noventa oportunidades para cuestionarme, para ponerme en duda, para temblar ante la primera vez en la cual realmente me pregunto si lo lograré. Si valdrá la pena.

Y también noventa veces para descolgarme la careta sin fisuras que llevaba puesta como una segunda piel, noventa veces para ser sincera, noventa veces para abrazar y dejarme envolver en cariño, noventa veces para ser valiente y aparecer en el mundo todos los días con lo mejor que tengo y todo lo que ignoro.

Noventa veces que me he mostrado ante mi esterilla dejando salir las luces y las sombras, sin filtro, sintiendo todo en cada una de mis fibras, retorciendo, deslizando, dejando salir.

Noventa amaneceres en los que lo he dado todo.

En los que he peleado con uñas y dientes por una certeza que me late en las venas y que no voy a soltar tan fácilmente.

En los que me he enfrentado a verdades sobre mí misma que hasta este momento no había querido, o tal vez podido, ver.

En los que he compartido con el mundo la parte más vulnerable que guardo dentro con toda la honestidad y valentía de la que he sido capaz.

En los que he decidido que quiero ser valiente como forma de vida.

Y en los que he comenzado a entrever lo que eso significa de verdad. Las consecuencias, grandes y pequeñas, sobre mí y en los demás.

El poder que realmente tengo. Lo que puedo llegar a aportar. Lo que puedo llegar a perder. Y qué me importa en realidad.

Hacer que los días cuenten. 

Integridad.

Honestidad.

Valentía.

Paciencia.

Perseverancia.

Ilusión.

Noventa palabras nuevas, con noventa significados nuevos.

Vamos a por otras noventa más.

A los que seguís ahí, al otro lado de la pantalla, gracias por la compañía.

6 comentarios:

  1. Hola iratze!! Estoy en tu mism situación. Acabo de leer tu post y me ha encantado. En serio te lo digo. Yo también me replanteo cada día porqué estoy aquí, porqué lucho, porqué hago lo que hago..

    Y me encanta que no nos vayamos por la vida supeficialmente. Sino profundizando y sacándole todo su jugo y riqueza.

    Ánimo!! Estamos construyendo mucho ahora! No sólo una plaza. Sino un carácter, una forma de ser, una persona.

    y nada más, sólo decirte que me ha encantado descubrirte!

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    1. ¡Hola, Blanca!
      Me alegro mucho de que te haya gustado la entrada, y de haber conectado contigo.
      Estoy muy de acuerdo con lo que dices.
      ¡Nos vemos en próximas entradas entonces! :D
      ¡Mucho ánimo para ti también!

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  2. Hola iratxe, soy bea raboso, me ha encantado tu entrada. Te deseo lo mejor porque te lo mereces. Un abrazo enormeeeee, ojala podamos volver a vernos

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    1. ¡Hola, Bea! Me alegro de que te haya gustado.
      Que te vaya muy bien en el MIR, yo también te deseo lo mejor :)
      Un beso :)

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