sábado, 18 de junio de 2016

Mi piel de la memoria

Algunas personas me preguntan que por qué no tiro mis apuntes. Que por qué los encuaderno, los guardo y los almaceno.

Que para qué me sirven.

Me sirven para recordar, respondo yo. Para recordarme.

Porque la que se esconde entre los colores, los tachones, los post-its, los esquemas, los márgenes con información añadida, las hojas rasgadas por accidente, la mancha de comida de aquella vez en que merendaba mientras leía cualquier tema de cualquier asignatura en cualquier lugar... Soy yo.

Es la Iratxe que empezó hace cuatro años esta carrera de fondo, asustada pero decidida, y también es la que hoy dice con orgullo que oficialmente ha aprobado todo cuarto de Medicina.
Es la que escribía con letra de hormiga y hoy llena hojas y hojas casi a tamaño de la caligrafía de aquellos casi olvidados cuadernos Rubio.
Es la que aprendió que no se trata de hacerlo perfecto, sino lo mejor que puedas.
Y que la vida, si la pintas de colores, sabe mejor. Y las horas sentada ante el escritorio, también. 

He pasado semanas de mi vida moviendo esas hojas de adelante para atrás, de atrás para adelante. Hay miles de recuerdos anclados a esas páginas; risas ahogadas en la biblioteca, murmullos cómplices en clase, excursiones espontáneas a por el regalito de la semana regadas con café.  

No quiero deshacerme de mis apuntes. No quiero deshacerme de mis recuerdos. 
Son mi piel de la memoria. 

"- Todos pertenecemos al lugar en el que somos felices y se nos quiere.
- Pero si me quedo aquí olvidaré. Y no quiero olvidar. Mayele Kunasse me habló en una ocasión de la piel de la memoria.
- ¿Qué es eso?
- Yo no lo entendí entonces. Me dijo que la memoria es como una cebolla que tiene muchas capas. En la más profunda está la verdad, lo que somos, el lugar al que pertenecemos, nuestro origen, el olor de nuestra madre, el semblante de nuestro padre... Y me dij que al crecer vamos formando nuevas capas, encerrando ese corazón. Y cuanto más crecemos, más capas aportamos. La vida va aportando nuevas pieles, a veces tan gruesas que incluso nos apartan de los recuerdos más inmediatos. Los más lejanos y profundos entonces...
- Y si perdemos la piel de la memoria...
- Lo perdemos todo."

"La piel de la memoria", de Jordi Serra i Fabra

miércoles, 8 de junio de 2016

Una experiencia en Selectividad

Sé que la PAU/ Sele dio comienzo hace unos días en varios lugares de España, así que aquí os dejo la experiencia de una amiga que lo tiene más reciente que yo para animaros un poco :)

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Hola a todos :) Soy estudiante de Medicina de segundo en la UPV, con lo que pasé por selectividad hace menos de un año.  

Para mí la Selectividad fue sinónimo de nervios. Me jugaba mucho: el poder cumplir mi sueño y un objetivo por el que había luchado durante años. 

Por esa razón hice todo lo que pude, y, por si al final no me daba la nota, por lo menos para no reprocharme a mí misma no haber hecho todo lo posible. Eso no significa que estuviera estudiando todo el rato, sino que me propuse organizarme bien y por primera vez no se me amontonó todo al final. Hice muchos resúmenes y esquemas durante el año de manera que luego a la hora de estudiar para Selectividad pudiera ir más rápido.  

Cuando por fin llegaron los tres días de exámenes, debo admitir que la noche anterior los nervios pudieron conmigo, apenas pude pegar ojo, aunque conozco quien incluso tomando algo para dormir no pudo en absoluto. 

Durante los exámenes, debo decir que me sentí muy apoyada por mis amigos, que se examinaban al lado o incluso en el misma aula, haciendo últimos repasos, poniéndonos nerviosas y tranquilizándonos mutuamente… Luego, en casa me sentí también apoyada por mi familia. 

Así que en selectividad lo pasé mal, estuve muy nerviosa, me esforcé y me cansé mucho. Pero no estuve sola, y eso me ayudó un montón. Al final, mereció la pena. 

Muchos ánimos para los que os presentáis ahora, mucha suerte e intentad controlar los nervios sin bloquearos, apoyaos en la familia y amigos. Pensad que, si otros han podido antes, ¡¡vosotros también podréis con ello!!

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Si tenéis cualquier duda podéis dejarla en los comentarios o en el correo :)  

¡¡Mucho ánimo y mucha suerte!!


Iratxe

jueves, 2 de junio de 2016

Han pasado cuatro años

¡Hola a tod@s!

¿Qué tal estáis? 

No me puedo creer que tenga tiempo para estar aquí sentada con el ordenador, sin preocuparme de si pierdo o no pierdo el tiempo, de si me queda por leer tal o cual tema, si quedan tres o cuatro días para el siguiente examen.

Porque ya he terminado. Ya está.

Sin previo aviso, se han esfumado tres meses de este año delante de mi escritorio (o los de la biblioteca, da prácticamente igual).

Realmente, yo quería escribir una entrada divertida con todas las cosas que se han ido acumulando en la lista de pendientes durante todo el tiempo en que he estado clavada en la silla. Todas las maravillosas y necesarias cosas que voy a poder hacer ahora que soy libre.

Pero no estoy de humor.

A veces ocurre, ¿verdad? En un momento dado nos apetece mucho hacer algo y, unas cuantas horas después, parece que las ganas se han escurrido por debajo de la puerta. 

Cuarto terminó. Y yo me siento diferente.

Será porque el corazón va teniendo sus cicatrices, tal vez porque de golpe se impone la certeza de que solo me quedan dos años. 
Porque la niña que habita dentro de mí está creciendo a marchas forzadas. Y eso a ratos me gusta, y a ratos no. 
Me miro al espejo y me agrada lo que veo. Me siento fuerte, segura, me siento yo. Me siento a mí misma realmente dentro de mí. Soy lo que durante mucho tiempo he querido ser.
Pero a veces, cuando el sol se pone y se calla el viento, resuena una voz en mi cabeza que me recuerda todo lo que ya no seré.

Todos esos objetos maravillosos que cuando era niña miraba desde el escaparate de la tienda de los sueños infinitos confiando en que un día sería valiente, grande, mayor, y me los llevaría a casa. De pronto alguien chasquea los dedos y yo ya soy grande, mayor, algo más valiente, pero sigo plantada delante del mismo escaparate, y muchos de esos objetos ya no están. Se convirtieron en arena mientras esperaban. 

Han pasado cuatro años.

Todavía me quedan dos. 

Voy a entrar en la tienda.


Todo el camino recorrido. Todo lo que me queda por recorrer.