lunes, 22 de enero de 2018

Rotación por Infecciosas (Sexto)


De la tierra de los bichos y los antibióticos vengo.


Ha sido mi rotación más larga hasta ahora, dos meses.

Y lo he notado.

En lo integrada que me he sentido con el resto del equipo (¡Síiii! He sido parte del equipo ;D), lo cómoda que me he sentido en el área de trabajo, poder enterarme POR FIN de todo (no como cuando vas de 10-13 en 4º y 5º y para cuando llegas ya han repasado todos los pacientes y no te enteras de nada xD), ver la evolución de muchos pacientes desde que ingresan hasta que se van de alta pasando por cómo han estado todos los días... 

Ha sido muy muy agradable no ser un cactus (mi madre insiste que el cactus más bonito del hospital, pero, en fin, un cactus es un cactus, y además lo dice mi madre que no es muy objetiva) y poder hablar con los pacientes, palpar, auscultar, explorar, hacer minirecaditos, escribir algún evolutivo o historia clínica, coger el teléfono (bueno, lo de coger el teléfono ya es... Yo lo hago con mi mejor intención, evidentemente, pero no os creáis que no he metido la gamba alguna vez).

Si en el fondo mi madre va a tener razón, el cactus más bonito del hospital ;P


Me he sentido mucho más suelta que en cursos anteriores con los pacientes, y lo he agradecido.
Comprobar que puedo estar tranquila y disfrutar de hablar con ellos o los familiares, ver que efectivamente hay una evolución desde que empecé hasta ahora, aprender de mis errores o de los de al lado (las equivocaciones de los demás enseñan menos pero también enseñan) y hacerlo un poco mejor la vez siguiente (o al menos intentarlo, que en el fondo es lo que cuenta).


Estando en Infecciosas, he aprendido mucho sobre el manejo de antibióticos (qué fármacos atacan qué microorganismos, qué combinaciones son buenas, cuáles son las pautas más comunes...) pero también sobre heridas sobreinfectadas, celulitis, espondilodiscitis, VIH...

Me ha parecido que la patología era muy variada; al fin y al cabo, ¡todo se puede infectar!

Además tengo la sensación de que los pacientes que atendimos eran muy distintos entre sí, con situaciones basales diametralmente opuestas tanto en el terreno cognitivo como en la edad, la pluripatología de base, los problemas familiares y/o sociales o  la barrera del idioma.
Y creo que eso es muy bueno para mí como estudiante, porque no tiene nada que ver el trato con unos o con otros y me ha encantado poder absorber como una esponja las distintas formas de actuar de unos u otros miembros de la plantilla.


He podido hasta enseñar, ojo al dato.

A estudiantes más peques, evidentemente.

Sería curioso enseñarle a un residente; y a un adjunto ya ni os cuento.


That's how we change the world. Good people raising their babies right.

Me ha gustado muchísimo enseñar lo poco que sé. Y no solo enseñar, sino apoyar, animar, resolver dudas de "¿y esta asignatura?", "¿y la academia del MIR?" etc, etc, etc.

Aunque, dándole la vuelta a la tortilla, me he dado cuenta de lo difícil que es enseñar.

Tú estás concentrado en algo que no sabes hacer o sí sabes hacer pero todavía te queda un mundo por aprender para hacerlo mejor (y quieres hacerlo mejor, obviamente, cuando no te están metiendo presión por detrás), estás agobiado porque tienes que llegar a escribir las notas de ingreso y las altas de tropecientos pacientes y además el busca no deja de sonar... y encima tienes que enseñar.

Toma ya.

Que yo sí me considero en la obligación de hacerlo porque los estudiantes de ahora somos los médicos del futuro y porque a mí siempre me ha gustado que me presten atención y me quieran enseñar y me parece lo justo devolver el favor echando un cable a los que vienen detrás, pero reconozco que poniéndome en el lugar de los resis/adjuntos, me parece considerablemente costoso y cansado.


Así que muy satisfecha con esta rotación. 

Disfrutar, aprender, mejorar, participar. ¿Qué más se puede pedir?

"Apunta a la luna; si fallas, estarás entre las estrellas"

El dibujo lo he encontrado de Pinterest, pero no he podido encontrar de quién es.