miércoles, 27 de febrero de 2019

Mi Medicina

Hace un par de meses os pregunté por Twitter si os gustaría leer alguna entrada en concreto, y Bego Llorente me sugirió que os contara una visión honesta y sincera de todo mi recorrido por la Medicina, desde que empecé hasta el día de hoy.

Here we go.

Es un poquito particular, muy de mi estilo supongo.

Espero que os guste :)


¿Qué es la Medicina?

La Medicina es las personas que la conformamos.

Todos/as, o al menos la mayoría de nosotros/as, lo hacemos todo lo mejor que podemos.

Cada uno/a a nuestra manera.

A veces dulces y amables, firmes y serenos cuando sopla el viento a favor.

Pero también frustrados, doloridos y agotados cuando las caídas han sido tantas que las magulladuras no dejan de asomar. 

A decir verdad, nunca creí que la Medicina fuera como Anatomía de Grey, a pesar de guardar muchos de sus diálogos y escenas en la caja fuerte de mi memoria emocional.

Siempre tuve al abogado del diablo en casa, mostrándome la realidad de ese lugar al que llamamos Hospital. 

Demasiado cerca como para poder creer en cuentos de hadas y duendes vestidos de blanco y azul.

Pero, sin embargo y a pesar de todo, siempre he visto la magia. 

Porque sí que la hay.

Una mano cogiendo otra mano.

El misterio del cuerpo humano.

Nombres de fármacos que no soy capaz de pronunciar.

El milagro del bisturí.

Cómo dos ojos, dos manos, un cerebro y un instrumento extraño llamado "fonendoscopio" sirven para hacer algo tan bonito y apasionante como diagnosticar.

La magia.

Podemos llamarla energía, si queréis.

Y la energía no se crea ni se destruye, solo está presente y se transforma.

Madura, envejece, pierde brillo y gana fuerza, suavidad y soltura.

Fluidez.

Siete años después de dar el primer paso tras los destellos de esta magia, aún la veo.

La siento burbujeando en mi pecho, ante el recuerdo de una bata blanca o la presencia de esa mole extraña cuyo nombre empieza por H que significa hogar para algunos e infierno hostil para otros.

Pero, con el tiempo, mi mirada se ha afilado. 

Ha ganado en experiencia, capacidad de discernimiento y precisión.

Y ahora también veo las ojeras, las cicatrices y las piedras a la espalda de pacientes a los que no les fueron las cosas como debieran haberles ido.

Los sueños rotos una y otra vez contra un muro llamado MIR, la ilusión a punto de morir ahogada por los exámenes, la falta de recursos económicos, los roces con los compañeros, la burocracia. La rutina.

El naufragio lento y agónico de los últimos vestigios de esa energía que al principio nos impulsó.

- Al final, esto es un trabajo-, decían. Y yo me enfadaba.

- Al final, esto es un trabajo-, decían- Y tenían razón.

Un trabajo.

Estudiar y no aprobar.

Madrugar, incluso en domingo.

Noches de trinchera, al pie del cañón.

Encontronazos.

Desavenencias.

Aburrimiento.

Obligaciones por las que no firmaste.

Un trabajo.

Pero MI trabajo.

Finding your true purpose is really about deciding  which flavour of shit sandwich are you really in for.

Encontrar tu verdadero propósito (en la vida) en realidad se basa en decidir qué sabor de sándwich de mierda quieres de verdad.

Elizabeth Gilbert

Creo que esta analogía lo coloca todo en una perspectiva nueva, en la cual uno es el actor principal.

Este es el sabor de sándwich de mierda que YO elegí.

Porque, para mí, valía la pena. 

Toda la mierda a cambio de la magia.

Aún lo vale.

Sé que es posible que algún día ya no.

Soy consciente.

Asumo el riesgo.

Hasta entonces, voy a cuidarla.

La magia, digo.

Aunque en realidad, debería decir a mí.

Cuidarme a mí.

Porque en estos últimos tiempos he aprendido algo importante.

Y es que el hecho de percibir o no la magia no tiene tanto que ver con si esta existe o no, sino con el color de las lentes que cada uno de nosotros nos ponemos ante los ojos cada día. 

Cada hora. 

Cada minuto. 

Y, en este punto, todos nosotros tenemos algo que decir.

Yoga.

Terapia.

Aficiones. 

Personas.

Límites.

Libros.

Arte.

Familia.

Prioridades.

Música.

Deporte.

Amigos.

Meditación.

Viajes.

Honestidad.

Sueño.

Pareja.

Valentía.



Mi vida.

Mi trabajo.

Mi responsabilidad.

Mi decisión.


Mi Medicina.








domingo, 23 de diciembre de 2018

Perdónate

Eh, tú.

Mente crítica.

Que lo estás haciendo lo mejor que puedes.

En serio. 

¿Recuerdas cuando leíste aquella carta al director en una revista dominical en la que una médica recién estrenada clamaba que llevaba demasiado tiempo "dejándose la piel" en este camino como para no encontrar trabajo?

¿Recuerdas lo que te asustó?

Pensaste: "Bah, no será para tanto".

Ahora a ratos te parece que sí lo es.

Te vienen ramalazos de recuerdos ¿o son imaginaciones? de otras vidas que podrías haber vivido. 

Que podrías haber elegido tener.

Habría sido todo más sencillo...

¿O quizá no?

La realidad es que nada, absolutamente nada que realmente valga la pena es fácil.

Que sentarse ante el escritorio, ante la esterilla, ante las zapatillas de deporte, ante los fogones, ante el día a día... y hacerlo lo mejor que puedes con lo que tienes en cada momento no es sencillo.

No es agradable.

Que darlo todo, aun cuando estás agotada, frustrada, desmotivada, desanimada y/o bloqueada, todos y cada uno de los días, es una tarea titánica.

Nadie dijo que fuera fácil. 

Ya sabías que no lo era cuando elegiste este camino.

Pero mírame a los ojos, y dime que no volverías a marcar la casilla "Medicina" en la plantilla de solicitud de plaza de Selectividad.

Mírame, y dime que no has sentido arder fuego dentro de ti cuando has visto lo que somos capaces de hacer en un quirófano, al pie de una cama, en una consulta. En Internet.

¿Somos?

Sí, somos.

Tú también.

Dime que no se llena de orgullo hasta el último de tus centímetros cuando alguien te llama "doctora".

Dime que tu pasión no existe.



Has elegido un camino duro, sí.

Pero no imposible.

Un camino que exige mucha disciplina, eso está claro.

Pero sobre todo un camino de saber perdonarse a uno mismo.

¿Saber perdonarse a uno mismo?

Sí, saber perdonarse. 

A uno mismo.

As for discipline – it’s important, but sort of over-rated. The more important virtue for a writer, I believe, is self-forgiveness. Because your writing will always disappoint you. Your laziness will always disappoint you. You will make vows: “I’m going to write for an hour every day,” and then you won’t do it. You will think: “I suck, I’m such a failure. I’m washed-up.” Continuing to write after that heartache of disappointment doesn’t take only discipline, but also self-forgiveness (which comes from a place of kind and encouraging and motherly love). 

En cuanto a la disciplina; es importante, pero está sobrevalorada. En mi opinión, la virtud más importante para un escritor es saber perdonarse a uno mismo. Porque tu escritura siempre te decepcionará. Tu vagancia siempre te decepcionará. Te prometerás a ti mismo: "Voy a escribir durante una hora todos los días".  Y luego no lo harás. Pensarás: "Doy asco, soy un auténtico fracaso, estoy acabado." Seguir escribiendo después del dolor de la decepción no requiere únicamente disciplina, sino también la capacidad de perdonarse a uno mismo (que nace desde un lugar interno de amor maternal, amable y valiente). 

Elizabeth Gilbert


Perdónate por los quince minutos de más en la cama cuando sabes que tienes que ponerte a estudiar y llevas retraso.

Perdónate por la chocolatina de más y el ejercicio de menos cuando estás tan reventada que solo quieres llorar.

Perdónate por tus propias dudas, las piedras que te pones en tu propio camino. 

Perdónate por compararte, por agobiarte tanto que a veces pierdas el norte, por equivocarte una y otra vez.

Por no estar tan presente como te gustaría sentirte capaz de estar con la gente que te quiere. 

Perdónate por tener la ambición de llegar a un sitio, y perdónate también por no tener ni idea de a dónde quieres llegar.

Por todas esas pequeñas, constantes y desmoralizadoras decepciones ante ti misma, perdónate.

Perdónate, y sigue trabajando.

Que ya casi lo tienes, doctora.

En menos de lo que piensas...

Nos vemos de blanco.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Noventa amaneceres y una meta

Tres meses desde que nos pusimos a estudiar.

Tres meses desde que lanzamos los birretes al aire y le gritamos al mundo que, a pesar del miedo y del cansancio, nuestro esfuerzo e ilusión habían ganado la partida al tiempo que firmaban el papel que demuestra que somos "Graduados/as en Medicina".

Tres meses en los que nos sentamos en la mesa, día tras día, amanecer tras amanecer.

Noventa amaneceres.

Y una meta.

Una meta etérea, escondida detrás de mil esquinas, una meta que se me escapa de entre los dedos, una meta de la que a veces me parece que no conozco ni el nombre.

Noventa amaneceres.

Noventa ocasiones de interrogarme por qué hago lo que hago, por qué insisto día tras día, dónde me llevarán el camino y todas sus piedras.

Noventa oportunidades para cuestionarme, para ponerme en duda, para temblar ante la primera vez en la cual realmente me pregunto si lo lograré. Si valdrá la pena.

Y también noventa veces para descolgarme la careta sin fisuras que llevaba puesta como una segunda piel, noventa veces para ser sincera, noventa veces para abrazar y dejarme envolver en cariño, noventa veces para ser valiente y aparecer en el mundo todos los días con lo mejor que tengo y todo lo que ignoro.

Noventa veces que me he mostrado ante mi esterilla dejando salir las luces y las sombras, sin filtro, sintiendo todo en cada una de mis fibras, retorciendo, deslizando, dejando salir.

Noventa amaneceres en los que lo he dado todo.

En los que he peleado con uñas y dientes por una certeza que me late en las venas y que no voy a soltar tan fácilmente.

En los que me he enfrentado a verdades sobre mí misma que hasta este momento no había querido, o tal vez podido, ver.

En los que he compartido con el mundo la parte más vulnerable que guardo dentro con toda la honestidad y valentía de la que he sido capaz.

En los que he decidido que quiero ser valiente como forma de vida.

Y en los que he comenzado a entrever lo que eso significa de verdad. Las consecuencias, grandes y pequeñas, sobre mí y en los demás.

El poder que realmente tengo. Lo que puedo llegar a aportar. Lo que puedo llegar a perder. Y qué me importa en realidad.

Hacer que los días cuenten. 

Integridad.

Honestidad.

Valentía.

Paciencia.

Perseverancia.

Ilusión.

Noventa palabras nuevas, con noventa significados nuevos.

Vamos a por otras noventa más.

A los que seguís ahí, al otro lado de la pantalla, gracias por la compañía.

jueves, 6 de septiembre de 2018

MIR y ansiedad # 2: Mantener la ansiedad a raya

¡Hola!

¿Cómo estáis? 

¿Sobrevivís al temido MIR? 

¿Vas a empezar a estudiar Medicina y estás atacada/o de los nervios? ¿Te vas a presentar al 2MIR20 o 2MIR21 y buscas información sobre cómo será y cómo se pueden llevar mejor los agobios?

Para todos y todas y sobre todo para mí, que después de las vacaciones parece que se me han olvidado todos mis hábitos zen, escribo esta entrada sobre cambios pequeños (o muy grandes, según se mire) en la forma de pensar en el día a día de estudio e incorporaciones a la rutina que me ayudaron antes de las vacaciones a volver a mi centro (porque ya os comenté que llegué a unos niveles de ansiedad que no me da la gana de sostener durante siete meses) y que espero vuelvan a funcionar en breves.




Sí, soy consciente de que os pregunté si os interesaban más los posts sobre ansiedad "puntual" o "crónica" y que la mayoría de vosotros/as votasteis "crónica".

Pero he pensado que en términos logísticos es mejor y más útil (y además me apetece, qué narices :P) una entrada sobre la ansiedad en el MIR en particular y posteriormente extenderme en varios posts con más tranquilidad hablando sobre esos patrones de pensamiento y comportamiento que perpetúan la ansiedad y cómo a mí el yoga y su filosofía me ayudan.

Y por cierto, si no sabes de qué estoy hablando o no tienes del todo claro qué es la ansiedad, te invito a que cliques en estos dos enlaces a dos posts míos anteriores en los que te lo explico:

Dicho esto, vamos al lío:




¿Dónde está el problema?

Antes de encontrarle una solución a nada creo que es necesario darse cuenta de dónde está el problema. 

Y, cuando hablamos de emociones, además creo que hay que tener en cuenta algunas otras cosas:
1- No existe la solución perfecta. No son matemáticas, cuando hablamos de la mente humana dos más dos no son siempre cuatro. A veces son cuatro, sí, pero en otras ocasiones son tres o cinco. ¿Qué quiero decir con esto? Que lo que un día te funciona de una manera en un día diferente con circunstancias distintas puede no funcionar, y hay que intentar aceptarlo.
2- Va a suponer un esfuerzo. Cuando se lleva mucho tiempo manteniendo una misma forma tóxica de pensar, esta no cambia de la noche a la mañana. Hay que repetir y repetir y repetir los hábitos positivos para que poco a poco pasen a ser aquellos a los que la mente recurra en la mayoría de las ocasiones. Y aun así... pasa al punto siguiente.
3- Tropezaremos una y otra vez con la misma piedra. ¿Qué frustrante, verdad? Pues es así. Cuanto más constantes seamos con los buenos hábitos menos veces tropezaremos y antes nos levantaremos, pero que vamos a caer una y mil veces en el mismo error está más claro que el agua. Es otra cosa que hay que aceptar.


Sabiendo esto, ¿dónde está el problema?

En mi humilde opinión, el problema está en dos puntos principales:

- Exigencia y expectativas altas: Cuanto más alto te pongas el listón, más perfectas quieras hacer las cosas, menos errores te permitas cometer para quedarte tranquilo/a pensando que lo llevas más o menos bien, más presión te impongas para conseguir tal o cual plaza en tal o cual sitio... mayor es la ansiedad. El reto es más grande, así que el cuerpo se prepara para rendir al doscientos por cien. 

El tema está en que no es físicamente posible estar al doscientos por cien durante siete meses. Algún día vas a petar; has dormido fatal, en la vida pasan cosas o simplemente  estás resfriado/a o llueve. Cualquier bobada o no bobada que te reste un poco de energía, te descentre... y ya no vas a rendir lo mismo.

¿Qué pasa en ese momento?

Pánico. Ataque de rabia. El botón de la autodestrucción. Flagelarte por haberte equivocado, por no haber dado el máximo...

Y digo esto porque si la preocupación es lo suficientemente grande como para imponerte una exigencia y unas expectativas tan grandes, el día que no llegas posiblemente te vayas a querer tirar de los pelos.

No sé si estáis de acuerdo conmigo en si es así o no, ya sabéis que todo lo que escribo lo hago con respeto, que es mi humilde opinión según mi experiencia y aprendizaje y que podéis comentar cualquier apunte, experiencia o consejo que tengáis en los comentarios. Y también preguntar, por supuesto. 

- Baja confianza en uno mismo: Según mi punto de vista la ansiedad está muy basada en el miedo. Y la falta de confianza en uno mismo es un gran origen del miedo. Miedo a no saber levantarte si te caes, miedo a cometer errores en cadena que te destrocen la preparación si empiezas a fallar, miedo a lo que va a pasar en el futuro si no alcanzas cierto mínimo (que además muchas veces es autoimpuesto, en relación con el punto de arriba) o cierta puntuación en el examen... 

La confianza en uno mismo y la autoestima son precisamente lo opuesto a esos miedos. 

Cuando yo confío en que tengo a mi alcance técnicas y/o herramientas, un círculo de apoyo potente, formas de desahogarme, otras pasiones... que me sostienen mientras me estoy cayendo y me ayudan a recomponerme cuando me he roto, todas las posibles cosas malas que acabo de mencionar me dan menos miedo.

Si yo confío en que pase lo que pase y acabe donde acabe voy a estar bien porque me acuerdo de que conozco mi propia capacidad de superación y sé que todo (TODO) es temporal, lo afronto lo que me echen con mucha más tranquilidad.


Cerebro: ¡Imagina las cosas que podría hacer si solo tuviera un poco más de confianza en mí mismo!
Corazón: ¡Déjame ir y a lo mejor lo descubrimos!

¿Y entonces qué podemos hacer?

- Intentar rendirnos ante la certeza de que por mucho que hagamos nunca todo va a salir tan bien como nos gustaría. Intentar aceptar que somos humanos y que cometer errores es parte de nuestra naturaleza. Y recordarnos a nosotros mismos que NO NECESITAMOS QUE TODO SALGA BIEN PARA ESTAR BIEN.

Suena fácil, ¿a que sí?

A mí me va muy bien practicar posturas de yoga porque cuando me rindo con el cuerpo me resulta mucho más fácil rendirme con la mente. Es como dejarme caer sabiendo que algo me va a sostener porque (esto es un concepto muy de la filosofía del yoga y a lo mejor os hacen los ojos chiribitas) al final las cosas que duelen y las que nos dan alegría se acaban por equilibrar siempre, y si buscas alegría la acabas encontrando. No falla. 

Otra cosa que me da muy buen resultado es repetirme todos estos conceptos tantas veces como sea posible a lo largo del día. 

De hecho, tengo un post it pegado en la puerta de mi cuarto hablando de todos estos temas que me ordeno a mi misma leer a diario antes de emprender el día. 

Puedes ponerte un post it tú también, puedes descargarte de Internet imágenes que te gusten o con mensajes que te hagan sentir bien y ponértelas de fondo de pantalla del móvil o del ordenador, puedes escuchar canciones que te ayuden a autoconvencerte de que VAS A ESTAR BIEN.



Esta es una canción brutal. Si no os gustan las canciones tranquilas a lo mejor os da urticaria, pero leed al menos la letra. Es todo lo que os acabo de contar resumido en una canción.

- Planear lo que vas a hacer cada día de forma razonable y premiarte al final de la jornada por cualquier cosa que hayas hecho, por pequeña que sea.




Este vídeo también está muy bien, es de una chica con la que he entablado amistad gracias al Twitter (ella es @MRandoalfuturo
Habla de este truco y otros más para mantenerse con la cabeza en su sitio. Muy recomendable :)

- Hacer deporte. Yo lo hago prácticamente todos los días, sino ya os digo yo dónde estaría en este momento. 

Bailar, jugar al fútbol, nadar, pasear, andar en bici... cualquier cosa es buena. 

Pero sal, mueve el culo, despeja la cabeza, que te suban las endorfinas y te baje el nivel de estrés.

- Creatividad. 

A mí es algo que me relaja mucho. 

Escribir sobre todo, pero también sacar fotos, pintar o (y aquí alguno/a me va a imaginar como una abuelilla con las gafas en la punta de la nariz, pero me voy a arriesgar :P) tejer. 



Que la verdad estoy bastante vaga últimamente, pero me relaja y lo va a seguir haciendo jajaja

- Meditar. Respirar respirando.

¿Cómo dices, Iratxe?

Que sí, que sí. Que respires respirando.

Túmbate en la cama, en el suelo, siéntate en la silla con la espalda recta y los pies en el suelo... y respira. 

Solo respira.

Siente cómo te entra el aire por la nariz, como llena tus pulmones, cómo estos se van vaciando y el aire te roza la nariz o los labios.

Se te va a ir la mente a tropecientos sitios diferentes en menos que canta un gallo, evidentísimamente. 

Pero ahí está la gracia de meditar. Volver a la respiración una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. ¿Que se te va la cabeza? Vuelves a la respiración, una vez y otra vez y otra vez.

Como lo de los errores que comentábamos antes.

Yo suelo hacerlo antes de irme a dormir y me deja medio sedada. 

No lo hago siempre porque soy humana y me da pereza y me he quedado escribiendo o leyendo o viendo una peli o o o. 

Pero cuando no lo hago lo noto.

Ahí lo dejo :P





- Contar con la gente que nos quiere.


Sé que cuesta. 

Pero encontrar personas que son capaces de dar una respuesta empática cuando te abres a ellas es una de las cosas más bonitas de este mundo.

Y aunque no hables de temas como la preocupación o la ansiedad.

Solo para echarte unas risas.

SON UN REGALO. 

Cita de mi querida "Anatomía de Grey" :P

¡Pues esto es lo que tenía para contaros hoy!

¿Os ha gustado el post? ¿Pensáis que mis trucos del almendruco pueden seros útiles? 

¿Cuáles utilizáis vosotros/as? A lo mejor no los conozco, ¡así yo también aprendo!

Contadme, contadme, que disfruto mucho hablando con vosotros/as.

Y como siempre, sabéis que tenéis el mail (diarioestudiantemedicina@gmail.com), el Twitter y el Instagram.

Cada vez estáis llegando más personas, lo cual me hace una ilusión tremenda. A ver si sigue así la cosa :)

domingo, 19 de agosto de 2018

Segunda vuelta MIR #1: Semanas 6, 7, 8 y 9: Diges + Neumo + Miscelánea


¡Hola!

¿Cómo estáis?

Hace cuatro semanas (no parece tanto, ¿verdad?) que no vengo a contaros cómo voy sobreviviendo a las distintas asignaturas del estudio del temido...


No tengo mucho tiempo así que resumiré en una entrada corta lo más relevante de las tres asignaturas que he estado estudiando durante las últimas semanas:

DIGESTIVO y CIRUGÍA GENERAL

Aparato Digestivo y Cirugía General. 

Las especialidades médicas que se encargan de los cuidados clínicos, endoscópicos y quirúrgicos de uno de los tubos más largos del organismo.

Y pensaréis, "es un tubo, no le pueden pasar muchas cosas a un simple tubo".

Y os equivocareis, amiga/os, os equivocareis.

La de cosas que le pueden pasar a un puñetero tubo.

Bienvenida/os a la asignatura más preguntada en el MIR de todos los tiempos.


El manual es muy grueso, hay unos cuantos temas de "esto te lo tienes que saber mejor que tu propio nombre", es más larga que un día sin pan...

Se nota que se me hicieron fáciles las semanas de Digestivo, ¿eh?

La academia nos dio dos semanas para estudiar la asignatura y entre haber tenido unos niveles simpáticos de nerviosismo y lo larga y densa que os he comentado que es se me hizo bastante cuesta arriba.

Creo que a todos, por otra parte, lo cual me consuela un poco xD

¿Vosotro/as la habéis estudiado? ¿Se os hizo cuesta arriba también?

Teóricamente no me disgusta, pero no me interesa tanto como otras asignaturas. Quizá sea porque es tan importante que en la universidad la estudiamos una y otra vez incluso repitiendo y solapando contenido, con lo que le acabé cogiendo un pelín de tirria.

Eso sí, la clase estuvo muy bien. Cuanto más larga y densa es la materia más ventajas les veo a las clases, porque que te resuman la teoría en tablas y post its que te puedes llevar a casa ya pegados en el manual sin tener que invertir tiempo en hacerlos tú es maravilloso.



NEUMOLOGÍA (Respi para los amigos) y CIRUGÍA TORÁCICA

Esto ya es otro cantar. 

La fisiopatología del pulmón siempre me ha parecido interesante, y creo que me podría gustar aprender más de ella porque creo que nos lo cuentan más sencillo de lo que realmente es.

Además los temas más importantes, como pueda ser el cáncer de pulmón por ejemplo, me ha gustado estudiarlos. Siempre me ha llamado la atención, al igual que las enfermedades intersticiales o la radiología torácica.

Alguna/o se estará preguntado  ¿¿Pero cómo es posible que te haya gustado estudiar el cáncer de pulmón con semejante TNM?? 

Oye, pues me gustó. Le vi la lógica y me gustó. Y es un poquito complicado de entender al principio. Las cosas complicadas me llaman mucho la atención, son un reto.

Yo antes de ponerme con el TNM del cáncer de pulmón

Un fonendo cafetero que yo me sé se va a emocionar con este GIF 
Es una asignatura bastante preguntada, al igual que Diges, pero es menos densa de estudiar. O al menos esa fue mi sensación, vaya. 

¿Qué opináis vosotro/s? ¿Sois de tubos o de respiradores? :P

MISCELÁNEA (lo que comúnmente se llama popurrí)

En el manual que en AMIR se llama Miscelánea están incluidos temas del manejo paliativo y terminal y anestésico y preanestésico de los pacientes, Farmacología, Bioética y Medicina Legal, Preventiva y Planificación y Gestión Sanitaria.

Bueno.

Hay temas más apetecibles que otros. 

Algunos son poco atractivos para mí, lo cual hace que el estudio se haga más costoso a pesar de que no me parece una teoría especialmente compleja de entender.

He tenido que tirar bastante de mí algún que otro día, para qué nos vamos a engañar.

Lo que más me ha gustado es la parte del manejo anestésico y muy especialmente los apartados dedicados al paciente terminal y a los cuidados paliativos.

Estuve rotando por una Unidad de Cuidados Paliativos hace tres años y la experiencia se me quedó grabada. Además de alguna que otra experiencia intensa en las prácticas de Sexto.

Es un tema intenso, doloroso y muy bonito, ser testigo de cómo podemos ayudar a que un paciente se marche en paz a morir a casa. 

La asignatura es considerablemente preguntada, pero hay que tener cuidado con cuánto tiempo le dedicas porque es relativamente poco rentable; los conceptos de Gestión o alguna que otra ley... Pueden preguntar cualquier cosa y nosotro/as tenemos un tiempo más que limitado para aprenderlas.

No puedes cursar un máster en Gestión ni empollarte un manual de Derecho para el MIR xD


Esto ha sido todo, ¡hasta aquí por hoy!

¿Qué tal os han ido a vosotro/as estas semanas? 

Contadme, contadme :D

domingo, 12 de agosto de 2018

MIR y ansiedad #1: ¿Qué es la ansiedad?

¡Hola!

En este post pretendo explicaros lo que yo entiendo que es la ansiedad a nivel teórico en base a lo que he leído y reflexionado al respecto, y relacionarlo con la preparación del examen MIR.

¿Empezamos?

Tres, dos, uno...

¡Ya!




Lo primero que hay que saber es que neurobiológicamente estamos programados para sentir miedo como forma de protegernos como especie.

Cuando nos encontramos con una circunstancia que amenaza nuestra seguridad, un peligro REAL, se activa una zona del cerebro llamada "amígdala" que pone en marcha una reacción de alerta en todo el organismo que nos prepara para luchar o salir corriendo. Lo que en inglés se conoce como "fight or flight". 

¿Cómo es esta reacción de alerta? Adrenalina a tope. Los músculos se tensan y se preparan para ser accionados, las pupilas se dilatan, el ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria se aceleran...

Lo que pasaría si alguien nos atracara, por ejemplo.


Hay otra causa que también activa la amígdala y por lo tanto desencadena la misma reacción adrenérgica: el peligro IMAGINADO. Esta es la razón por la que no comemos carne podrida, por ejemplo. Sin necesidad de probarla, el lóbulo frontal se crea una conclusión de que eso tiene mala pinta en base a su aspecto y que por lo tanto es más seguro no probarlo. O no querer meterte en un callejón oscuro como boca de lobo a pesar de que todavía no haya nadie atacándote por la espalda, solo porque te imaginas que podría ocurrir si te adentraras.

Esta capacidad nos ha salvado durante siglos como especie. Estamos programados para sobrevivir. 

Ahora bien, en el momento en que empezamos a considerar como peligrosas circunstancias que no lo son en realidad en nuestra vida diaria, y por lo tanto a vivir sensaciones de alerta con cierta frecuencia, estamos en lo que se conoce como trastorno por ansiedad.




¿Hasta aquí qué tal? ¿Estáis entendiendo?

Cada persona tiene ciertos "botones", ciertas circunstancias que percibe como peligrosas y ante las cuales su cuerpo y mente se protegen, mediante esta reacción de lucha o huida que hemos comentado.

Según cuántos botones tengas, sentirás ansiedad en más o menos situaciones de tu vida. 

Si por ejemplo te sueles agobiar un poco durante los exámenes pero no te causa ningún malestar ningún otro aspecto de tu vida, probablemente solo sientas ansiedad en periodos concretos (a esto es a lo que yo me refería con "ansiedad puntual leve").

Cosa que no creo que pueda considerarse patológica ni disfuncional. Desagradable sí, pero no disfuncional. Ese miedo a suspender hace que estudies un poco más, es una reacción adaptativa para que consigas hacer algo que te requiere más esfuerzo que tus actividades diarias habituales.

En cambio, si te ocurriera con los exámenes pero también con las relaciones sociales (véase grupos grandes, pareja, familia...lo que sea), cuando vas a conducir, cuando vas a hacer la compra, cuando te miras al espejo... la ansiedad estaría más presente en tu día a día. Esta ansiedad es mucho más debilitante y requiere más energía por nuestra parte aprender a gestionarla. Dependiendo de si te ocurre en un momento dado porque petas por cualquier causa, en cuyo caso podríamos llamarlo "ansiedad puntual moderada/grave", o si es algo que llevas sintiendo desde siempre y y que está más integrado en tu forma de ser podríamos llamarlo "ansiedad crónica".

Evidentísimamente el diagnóstico oficial lo tendrá que dar alguien formado/a y capacitado/a para ello (y desde luego yo no soy esa persona). Y por supuesto, la clasificación oficial no incluye estos términos, me los acabo de inventar yo para que sepamos de qué estamos hablando.

Pero creo que es interesante hablar de estos temas, conocerlos y conocerse a uno mismo y cuidar de la propia salud mental, porque eso es algo que nadie puede hacer por ti.

A mí me parece que el MIR es una situación ansiógena porque se están pulsando botones continuamente. Evidentemente, depende de la susceptibilidad de cada uno/a responderás más o menos y ante más o menos botones.

¿Cuáles pueden ser estos "botones"?

- Llevo siete años de mi vida currando como si no hubiera un mañana y dejando de lado muchas cosas por esto, ¿qué pasa si no lo consigo? ¿Qué pasa si no vale la pena? 

En este caso yo creo que aquello ante lo que tu mente te intenta proteger, eso de lo que tienes miedo, es al fracaso. A haber perdido tiempo de tu vida. A que aquello por lo que tal vez hayas medido tu valía como persona hasta ahora (esto es, las notas académicas) te dejen tirado/a y te hagan sentir que no vales nada por no haber conseguido la plaza.

- No estoy estudiando para aprobar, estoy estudiando para competir contra otro/as opositore/as igual o más preparados que yo. ¿Y si yo no soy tan bueno/a como ellos/as?

Las p**** comparaciones. Qué fácil y qué dañino es compararse con los demás, ¿verdad? Veneno para la salud mental. No te lleva a ningún sitio más que a sufrir y además muchas veces ni siquiera es cierta la idea que te haces de cómo son y qué hacen y dejan de hacer los demás. 
Aquí supongo que el miedo es, de nuevo, sentir que no vales nada y que la situación no haga más que reafirmarte lo que tú ya sabías de tu propia invalidez.

- No puedo tener ni un solo momento de flaqueza, porque entonces se me va el plan a la mierda y es mucho más difícil conseguir mi objetivo.

El famoso plan. Si me ciño a él controlaré la situación y las cosas saldrán bien, si me lo salto todo se va a ir ya sabéis a tomar por dónde.
Miedo a la incertidumbre. Al descontrol. Miedo a que se haga patente la incapacidad de uno mismo para levantarte si te caes, reajustar la ruta y volver a ponerte en marcha. 

En realidad todos estos miedos tienen su origen en el mismo miedo: no ser suficiente. No valer. ¿Porque eso supondrá que nadie te quiera? ¿Porque un mal MIR tal vez quiera decir que no tienes lo que hay que tener para ser médico/a? 

Y se me ocurren más motivos para estar nerviosos/as.

¿Porque no sabes qué harás con tu vida si no consigues esa plaza en ese sitio? ¿Por temas económicos? ¿Por temas de salud?

Añade lo que quieras. 

¿Resultado?

Ansiedad.




La ansiedad se puede expresar en tu cuerpo y en tu mente de múltiples formas: tensión muscular (especialmente patente en hombros, cuello y caderas), dolores de cabeza, caída del pelo, tendencia a comer compulsivamente, palpitaciones, arranques de mal humor sin ton ni son, insomnio...

A cada uno le sale por un sitio.

Vale, esto que estoy sintiendo podría ser ansiedad. ¿Y ahora qué cojones hago con ella?

En este punto, yo os quería hablar de algo que a mí me ha supuesto una revolución en mi vida.

Si me sigues por Instagram ya sabes de qué estoy hablando seguro ;P

Me refiero al Yoga.




El Yoga es un sistema filosófico que se acompaña de posturas, técnicas de control de la respiración y meditación como medio para calmar la mente (muy muy ultramega resumido y dejándome muchas cosas importantes en el tintero).

A mí me ha hecho muchísimo bien, y visto el éxito que tuvo la entrada anterior y el último post de Instagram, creo que al menos a una parte de los que me estáis leyendo también os interesa u os puede interesar.

Así que en próximas entradas pretendo contaros lo que yo sé del tema y cómo creo que nos puede ayudar en esta etapa un poco cuesta arriba que es el MIR.


Tienes dos manos.
Una para ayudarte a ti mismo.
Otra para ayudar a los demás.


Esto ha sido todo por hoy, ¡hasta el siguiente post! 

Entre tanto nos vemos en los comentarios/ redes sociales/ mail si quieres :)