¡Hola a tod@s!
¿Qué tal estáis?
No me puedo creer que tenga tiempo para estar aquí sentada con el ordenador, sin preocuparme de si pierdo o no pierdo el tiempo, de si me queda por leer tal o cual tema, si quedan tres o cuatro días para el siguiente examen.
Porque ya he terminado. Ya está.
Sin previo aviso, se han esfumado tres meses de este año delante de mi escritorio (o los de la biblioteca, da prácticamente igual).
Realmente, yo quería escribir una entrada divertida con todas las cosas que se han ido acumulando en la lista de pendientes durante todo el tiempo en que he estado clavada en la silla. Todas las maravillosas y necesarias cosas que voy a poder hacer ahora que soy libre.
Pero no estoy de humor.
A veces ocurre, ¿verdad? En un momento dado nos apetece mucho hacer algo y, unas cuantas horas después, parece que las ganas se han escurrido por debajo de la puerta.
Cuarto terminó. Y yo me siento diferente.
Será porque el corazón va teniendo sus cicatrices, tal vez porque de golpe se impone la certeza de que solo me quedan dos años.
Porque la niña que habita dentro de mí está creciendo a marchas forzadas. Y eso a ratos me gusta, y a ratos no.
Me miro al espejo y me agrada lo que veo. Me siento fuerte, segura, me siento yo. Me siento a mí misma realmente dentro de mí. Soy lo que durante mucho tiempo he querido ser.
Pero a veces, cuando el sol se pone y se calla el viento, resuena una voz en mi cabeza que me recuerda todo lo que ya no seré.
Todos esos objetos maravillosos que cuando era niña miraba desde el escaparate de la tienda de los sueños infinitos confiando en que un día sería valiente, grande, mayor, y me los llevaría a casa. De pronto alguien chasquea los dedos y yo ya soy grande, mayor, algo más valiente, pero sigo plantada delante del mismo escaparate, y muchos de esos objetos ya no están. Se convirtieron en arena mientras esperaban.
Han pasado cuatro años.
Todavía me quedan dos.
Voy a entrar en la tienda.
Todo el camino recorrido. Todo lo que me queda por recorrer. |
¡Qué entrada más bonita, Iratxe!
ResponderEliminarLa verdad has conseguido plasmar en pocas palabras ese sentimiento raruro de "qué bien que avanzo, estoy donde quería estar, soy quien quería ser... pero me da miedo". Me he sentido totalmente identificada con esas palabras.
Y es que todo esto ya son palabras mayores. Estamos empezando a dejar de jugar y ya vamos adquiriendo un conocimiento, o unos cursos académicos en los que se nos exige más que sabernos la inserción de los músculos y los relieves de los distintos huesos.
Y a mi eso me da miedo. Me gusta, me encanta, porque empiezas a atisbar lo que es ser médico, pero no me siento preparada para nada.
En fin, nos quedan dos años.
Un beso y mil gracias por esta entrada tan bonita ;)
Me alegro un montón de que te haya gustado tanto :)
EliminarYo tampoco. Pero espero que dentro de nosotras haya más fuerza de la que creemos entrever.
Otro beso fuerte y gracias a ti :)
Que pasamos a quinto, y hace dos días estábamos en primero. Es fuerte, verdad?
ResponderEliminarSupongo que cada día estamos más y más preparadas aunque seamos menos conscientes de ello. Por lo pronto disfrutemos del verano!
Y tanto jaja
EliminarYo me lo repito a mí misma de vez en cuando, a ver si poco a poco me lo voy creyendo jaja
¡Eso es! ¡Buen verano!^^
Cómo has crecido... pequeña!!! =)
ResponderEliminarYo lo que recuerdo de quinto... es que todo empezó a darme mucho vértigo... jaja =)
Disfruta del veranito (si has terminado ya con los exámeneS)
A mi me pasa lo mismo... pero con tercero. ¡Cómo pasa el tiempo! A mi me llega a dar miedo de verdad... Disfruta del verano Iraxte :) Un besazo!
ResponderEliminar@Marrow Jajaja :) Pues sí, cada vez es más real y da más miedo. Pero también es emocionante y alentador; te anima a seguir saber que estás cada vez más cerca.
ResponderEliminar¡Sí! :D Ya de vacaciones, estoy disfrutándolas un montón.
¡Un beso!
@Noelia. Te entiendo, pero al final somos mucho más capaces de lo que parece. Verá como dentro de un año miras atrás y dices: ¿Tercero? ¡Superado! :)
¡Un beso! ¡Disfruta del verano!
¡Hola!
ResponderEliminarLos años pasan volando, pasan tan rápido que cuando llegamos al final del camino parece que ni siquiera lo hayamos recorrido. Disfruta de los dos años que te quedan, y sobretodo disfruta de quinto, para mi el años mas maravilloso y único de la carrera (y eso que aún me queda sexto).
Para mi quinto fue una mezcla de todo, de saber, de disfrutar y de preparación.
Saludos y suerte con el nuevo año.
¡Hola, Dra Rv!
ResponderEliminarGracias por el consejo; intentaré disfrutar de 5º lo máximo posible. Para mí es un curso especial porque será el último con clases y exámenes, ya que en sexto tenemos todo rotatorios. Así que quiero aprovecharlo a tope :)
¡Un saludo!